sábado, 29 de junio de 2013

Las bicicletas son para el verano


Este es el título de una película española de la década de los 80 ambientada en la Guerra Civil que, no voy a mentir, no he visto nunca, pero que es perfecta para ponerle nombre a esta entrada. (Prometo verla)

Hecha la introducción cinematográfica que no viene al caso, tengo que decir que estoy inmerso en algo que he llamado "el mes de la bicicleta" que aunque en términos temporales no sea exactamente un mes sí que define perfectamente de lo que se trata. 
Durante la preparación de la media maratón de la Transvulcania (Pronto publicaré una crónica) un día a la semana entrenaba con bici de montaña, pero en asfalto... Salía a rodar con ruedas de carreteras y sin parecerme para nada a un ciclista: pantalón corto de atletismo, la camisa de alguna carrera pasada, un buff en la muñeca, tenis, pulsómetro... Vamos, al más puro estilo "iba a correr y me encontré una bici". Pero a pesar de las pintas, me lo pasaba bastante bien, disfrutaba muchísimo de este entrenamiento, era diferente, iba rápido, era sufrido, era excitante ponerse de pie y hacer fuerza contra los pedales para subir una cuesta, pero más que cualquier otra cosa, volvía unos años atrás, a cuando era un niño. Mi primer contacto con la montaña y el deporte fue encima de dos ruedas, durante bastante tiempo subí al monte cada fin de semana e incluso, alguna vez entre semana, para ir en bici con mi familia, era algo que me encantaba, y que creo que como corredor de montaña me ha ayudado en muchos sentidos. 

La cuestión es que lo echo de menos, tengo ese sentimiento melancólico y necesito quitármelo de encima, por eso, gran parte de este verano lo dedicaré a montar en bici, ya sea en carretera, en pista o en sendero. De paso, aprovecho para cuidar un poco mis articulaciones que necesitan un respiro después de tanto impacto, además de que llegué al final de mi entrenamiento para la Transvulcania algo cansado, no en lo físico, pero sí en lo mental, no sólo es duro para el cuerpo entrenar 5 días a la semana y tener que compaginarlo con otras cosas, aunque eso, lo hacemos todos, pero creo que es el momento de desconectar y recargar pilas para lo que espero que sea una buena temporada con varios objetivos que cumplir. (No voy a mencionar que una de las causas más importantes está en mejorar mi "dudoso" estado de forma después de los exámenes de una manera menos traumática) 

Por cierto, tengo que decir que si todo sale según lo previsto estrenaré mi sección de retos al final de este mes. 


Dejo un vídeo de Danny MacAskill, un rider que convierte en realidad la imaginación de un niño 
¡Muy recomendable!






miércoles, 26 de junio de 2013

Unas veces vuelas y otras, te arrastras


En un principio, en mi Facebook personal publiqué lo que fue un desahogo, una forma de alivio que recibió bastantes muestras de apoyo, y que creía que se iba a quedar ahí, pero me apetece hacer una crónica y recordar ya en frío lo que fue para mí Transvulcania 2013. 



No era la primera vez que hacía la media maratón de la Transvulcania, ya estuve el año pasado en lo que fue mi primera carrera por montaña y un año después quería repetir, quería comprobar lo que había aprendido, mejorado y entrenado de un año para otro. No tenía otra meta que no fuera la de superarme a mí mismo, mejorar el tiempo del año anterior y disfrutar de la carrera, pero a veces las cosas simplemente no salen. 

El viernes previo a la carrera pasa bastante rápido, estoy en la isla desde el jueves y aprovecho la mañana junto con mi amigo Jaime para correr un poco y preparar la musculatura para lo que nos espera, mi batalla y la suya, bastante más larga y complicada que la mía. Mientras trotamos hablamos de cualquier cosa, de la carrera y hacemos nuestras apuestas sobre los ganadores, la verdad es que disfruto bastante de este momento. Ya por la tarde y junto con Felipe nos acercamos a la recogida de dorsales, y también, asistimos a la rueda de prensa de los corredores. Llega la noche y sin saber por qué me noto cansado, con sueño y me llego a preocupar un poco, normalmente me cuesta dormir y en una situación así... Pero me voy a la cama antes que el resto y no me cuesta coger el sueño. 


Nos despertamos antes de las 2 de la mañana, con algún que otro sobresalto anterior (una alarma puesta una hora antes) tengo una sensación extraña, son muchas las emociones enfrentadas y no sé si tengo ganas de correr o de volver a la cama, pero al menos el cansancio ya ha desaparecido. Voy despacio, me visto con paciencia y reviso todas las cosas que he preparado hace unas horas, no quiero que nada me pille por sorpresa, ya estoy lo bastante nervioso... Un apretón para ajustar el chip y después de desayunar nos subimos en la guagua de la organización que nos lleva a Fuencaliente. Una vez allí y pasado un buen rato nos separamos, le deseo suerte a Jaime (No sé muy bien qué decirle, no sé si los nervios, no sé si la vergüenza...) y nos vamos para poder ver la salida de la ultra distancia, que es espectacular: la música, el ambiente, la élite de los corredores, el animador... 

Queda media hora para salir y me coloco en una buena posición, perfecta para evitar el tapón del principio y justa para no dejarme llevar por el ritmo fuerte de otros corredores. Enciendo el frontal, cierro los ojos e intento concentrarme, y aún con los pelos de punta tras haber escuchado Thunderstruck, me echo a correr. Todo empieza bien, salgo con ganas y entro en el sendero sin coger tapón alguno, empieza la carrera. 

Durante los primeros kilómetros me encuentro con fuerzas y voy a buen ritmo. De vez en cuando me separo de algún grupo de corredores para intentar alcanzar a otro y así hacer la carrera más llevadera. El terreno está bastante suelto, pero logro correr en la mayoría de subidas, en otras para mí es imposible y me dedico a levantar la cabeza y disfrutar del paisaje. Me sorprende muchísimo la cantidad de gente que hay animando en esta primera parte, no recordaba que el año pasado hubiese tanta. Llego al primer avituallamiento sin problemas, (Los Canarios - km 7. Tiempo: 00:57:39. Posición: 64)  miro el reloj y estoy en este punto casi media hora antes que el año pasado. Me bebo un vaso de isotónica, me tomo un pequeño respiro y salgo de allí con más ganas de correr que nunca, algo que le habrá pasado a todos lo corredores al pasar por Los Canarios. El apoyo del público hace que flotes, literalmente. 

Seguí subiendo, sé que a partir de aquí el camino se hace más escabroso y que voy a encontrar a más corredores de la distancia larga así que aprovecho las zonas más libres de gente para aumentar un poco el ritmo. Me ayuda, y motiva a la vez, que al darme paso me animen, yo agradecido, respondo con un "Gracias" o con un "Te veo en Los Llanos campeón". Ellos son los verdaderos héroes de Transvulcania, los admiro. Y así, seguí corriendo, pero algo no iba bien. Aquel ligero dolor de barriga que obvié en la salida empezaba a hacerse más fuerte, me decía a mí mismo que no era nada y pensaba en otra cosa para distraerme y seguir adelante, pero al final... se acabó. 

Llegó un punto en el que no podía correr, lo intentaba cuando subía, cuando llaneaba e incluso cuando bajaba, pero no podía. El dolor era demasiado fuerte y lo único que podía hacer era caminar y aún así, tenía que parar cada cierto tiempo. Quería correr y no podía, quería subir la montaña de Las Deseadas y lanzarme a por la bajada hasta llegar a la meta, pero no pude. (Km18. Tiempo: 2:53:46. Posición: 94) Si el año pasado las lágrimas eran de emoción, este año eran de impotencia, de rabia... El entrenamiento, la ilusión y el sacrificio, el propio y el de los que están a mi lado, no iba a tener su recompensa. No sé en qué kilómetro comencé a sentirme mal, pero el resto de la carrera fue un suplicio. Estaba en un entorno espectacular, con amigos y muchísimos corredores, pero no me lo estaba pasando bien, me volví estúpido y antipático. Esta vez, cuando me animaban me dolía, era como si me recordaran que no lo iba a conseguir. Después de mucho caminar llegué a la meta (Refugio de El Pilar - Km 26. Tiempo: 4:33:02. Posición: 240). 

Copio textualmente lo que escribí el día después de la carrera. 

"estaba dolido y sin ánimos cuando llegué a la meta, pero por la noche pensé que había valido la pena y que había disfrutado la carrera,  tenía otros objetivos este año y se cumplieron: respiré la tensión y la emoción de la salida que me impresionó el año pasado,  me apetecía muchísimo volver a mirar a la izquierda en Las Deseadas y ver el faro, mirar a la derecha y ver Tenerife con el Teide, quería ver a los corredores que me inspiran y que tanto sigo a unos pocos metros, incluso tener alguna foto con ellos y ver la emoción que comparten con cada uno de nosotros al llegar a la meta.  Pero había algo, o alguien más importante,  lo más increíble de Transvulcania 2013 fue ver a Jaime entrando en la meta de Los Llanos de Aridane,  sabía que había entrenado y todas las ganas y energía que había invertido para lograrlo y lo logró, tuve la suerte de acompañarle un una pequeña parte de esos 83 kms junto con Silvia y Andrea y sinceramente, no lo olvidaré nunca. Eres grande Marsupilami, más de lo que te crees.

El próximo año volveré a intentarlo, estaré en Transvulcania 2014, pero por encima de cualquier cosa porque quiero devolver el apoyo que me han dado, que tan importante es para mí y que me motiva a seguir con esto, y por qué no, porque me encanta este deporte y no voy a desanimarme por un mal día."  


No sé lo que me pasó exactamente, pero esto fue Transvulcania para mí. Un recordatorio de que a veces a pesar del trabajo y del esfuerzo las cosas no salen según lo previsto, pero también de que hay que quedarse con lo demás y con la satisfacción del deber cumplido. En el fondo, esto no es más que una maravillosa afición.  


¡Increíble el vídeo de la carrera!










viernes, 14 de junio de 2013

Primero, las presentaciones


Hola a todos, creo que antes de escribir cualquier cosa lo más correcto es hacer las presentaciones, la mía y la de este blog, y también, explicar los motivos que me han llevado a empezar esta pequeña aventura. 

Soy uno más, un aficionado al deporte y a la naturaleza que madruga, no duerme o saca tiempo de donde no lo hay para subir a la montaña y correr, montar en bici o incluso escalar. Aunque no me gusta llamarme a mí mismo así, me defino como un corredor de montaña, esta es mi pasión, y ocupa un lugar importantísimo en mi vida y de alguna forma, en la de los que me rodean. Empecé como muchos, a correr para ponerme en forma y acabé enganchado. Un día con más miedo que valor me eché al monte y empecé a dar zancadas y descubrí las sensaciones que tuve cuando era niño y montaba en bicicleta. Desde entonces no he parado de disfrutar de la montaña y de sentirme libre. De eso hace ya dos años, ahora he evolucionado como corredor, he hecho varias carreras y además formo parte del equipo Gofio Trail, nos reconocerán por llevar una camisa rosa fluorescente y la silueta del Teide en la espalda. 

Empiezo este blog por varios motivos, me apetece reflejar lo que siento o se me pasa por la cabeza sobre el mundo de las carreras por montaña (o del Trailrunning, como prefieran llamarlo) para compartirlo con otras personas, que me entiendan y disfruten tanto de esto como yo. También para poder recuperar y recordar dentro de unos años mi forma de pensar y mis vivencias en este deporte. Otro motivo importante es que soy un estudiante de periodismo y quiero utilizar este medio como "campo de pruebas" para mejorar mi forma de transmitir las cosas e intentar manejar y perfeccionar lo que vaya aprendiendo sobre el mundo de la comunicación. 

Aunque como he dicho soy un  gran aficionado de la escalada, el ciclismo y las carreras por montaña, hablaré principalmente de esto último, las otras dos aficiones son complementarias y les dedico mucho menos tiempo y cuando lo hago es por puro disfrute o para aprovecharme del entrenamiento cruzado. Mi intención es publicar en mis entradas mis crónicas de las carreras, entrenamientos  (Hago un inciso: me considero un deportista del montón y no uno que sirva de ejemplo, así que cuando hable de mis entrenamientos lo haré más por su carga emocional y personal que por los resultados o el método), opiniones, material, vivencias, retos... En definitiva, cualquier cosa que se me ocurra y que sea digna de ser contada en relación con la montaña. 

Creo que esto es todo, espero que lo que vaya publicando resulte interesante.
¡Nos vemos en la montaña!