miércoles, 3 de diciembre de 2014

1.400 palabras



                                                                                                                                       Fuente: 72 Kilos                                                                                                                                     
Descubrí que 1.400 eran demasiadas palabras. Llevo haciendo esta crónica sobre mi primer maratón de montaña más de un mes. El tiempo no me sobra, así que la he escrito a ratos, cuando he podido. He empezado a escribir esta historia una y otra vez, pero nunca he llegado a acabarla, y cada vez que intentaba hacerlo, volvía al principio y añadía palabras nuevas. Hasta hoy, cuando he sido capaz de comprender que por muchos adjetivos y sustantivos que use, no puedo, o no sé, describir fielmente la mezcla de miedo y gallardía que me invadió durante la primera parte de la carrera. No iba bien y lo sabía, todo mi cuerpo era consciente de ello, pero quizá algo en mi cabeza no. Y no por fortaleza, sino por tozudez, seguí adelante, tan adelante que acabé encontrándome bien. Fui yo de nuevo, y empecé a disfrutar. No domino tan bien el lenguaje como para explicar lo que sentí al llegar al último avituallamiento, y tampoco para definir lo que se me pasó por la mente para pararme y besar el cartel del kilómetro 40. Una muestra efusiva, de locura, que no es habitual en mí. Canté, reí, y me dije a mí mismo: "Sí, Bryan, lo estás haciendo bien. Esta vez sí", más de una vez. Lo logré, entré a meta y conseguí un objetivo que hasta no hace mucho me sonaba a chino. Alcancé la meta, aunque tuve calambres en cuanto pisé el asfalto. Mi entrada no fue épica, más bien torpe, pero fue la mía. Perdón, fue nuestra. Es tuya y mía, tuya, por haber corrido conmigo, por animarme u orientarme en este deporte, o por quererme sin condición. No corrí un maratón de montaña, corrí una historia, y en las historias se aprende. Por eso corro. Las 1.400 palabras me las quedo para mí, para poder empezar la crónica todas las veces que quiera y poder recordar así lo que viví la primera vez que hice 42 kilómetros.

viernes, 10 de octubre de 2014

Mañana corro mi primer maratón de montaña

Escribo desde el aeropuerto. Estoy en La Palma desde hace media hora y ya las primeras dudas empiezan a florecer, pero no es para preocuparse, es lo normal. Mañana a las 9:00, si los problemas de última hora no retrasan nada, empezaré a correr. Hacia lo desconocido podríamos decir, como si de un escritor de best seller se tratase. No sé qué pasará mañana, pero prometo no perder el tiempo y no derrochar ningún kilómetro, aunque sean 42.

domingo, 21 de septiembre de 2014

El trailrunning empieza a apestar

Me anticipo y pido perdón por la sarta de improperios y quejas que voy a soltar en esta publicación. Lector, no las tenga en cuenta, son fruto del enfado y del amor por este deporte. 

Hoy me tocaba subir al monte, no tenía ganas y dejé que las sábanas me atraparan, aunque al borde de las diez de la mañana me puse en movimiento. Como acostumbro, salí de Los Realejos para subir por El Asomadero. La jornada discurría con una monótona normalidad, hasta que llegué al mirador, a la "cima" de esta eterna subida y ahí me encendí. En esa zona hay una mesita, con unas vistas preciosas y en la que los corredores, y senderistas claro está, nos tomamos un descanso y dejamos volar nuestro ego con alguna foto. Hoy, en esa misma mesa, y en medio del monte, había un gel de glucosa trabado entre los tablones. Vale, acepto esa excusa mentirosa de que el gel se puede caer del bolsillo, pero que tú, corredor de "montaña" (no mereces llamarte así), dejes tu basura adrede en el monte, me da vergüenza y mucho asco.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Hoy no tocaba sufrir

Han pasado semanas desde mi última publicación y aunque quería hacer un diario de entrenamiento, se quedó en una simple nota suelta. El final del verano no ha sido fácil, las prácticas de empresa, cubrir partidos para Goles Messenger y el entrenamiento me han vaciado la mente, y eso afecta al resto. Pasé por dos semanas de preparación pésimas. Salía a correr, sí, pero no volvía a casa contento con lo hecho, sino más bien frustrado. Descansé dos días consecutivos y salí a probarme con el propósito de ganar confianza. Hice un recorrido de asfalto que "en forma" hago en hora y cuarto y ese día salió en hora y media. Las piernas iban, la mente no, corría cansado. La siguiente semana fue un calco, y en la tercera empecé a despertar del letargo.



                                                                          Fuente: Run To The Finish

domingo, 10 de agosto de 2014

Diario inacabado de un maratoniano

Las redes sociales te sorprenden, se crean relaciones muy interesantes, que a pesar de ser virtuales, te hacen aprender, reflexionar y tomar algunas decisiones. Esta tarde, un tuit de @mrobaina, hizo que me planteara si hacer un diario de entrenamiento o no. Su argumento me convenció, es el primer maratón, y hacer una pequeña bitácora me servirá para comparar en el futuro.

jueves, 7 de agosto de 2014

Miedo

Dicen que el miedo es una reacción natural. Dicen que es la respuesta humana ante una situación nueva o inesperada. Desde que hace dos semanas dije abiertamente que iba a hacer mi primera maratón de montaña no había tenido miedo, ni nada parecido, pero en la primera semana de entrenamiento he empezado a sentirlo.

                                                                                      Fuente: Gone For a Run

domingo, 13 de julio de 2014

Maratón

La palabra maratón me suena tan lejana que nunca me he preocupado por ella. Soy una persona insegura, me cuesta creer en mis posibilidades, y por eso necesito ir paso a paso, muy poco a poco, hasta tener confianza para pasar al siguiente nivel. No me obsesiono, ni tengo prisa. Llevo tres años corriendo y nunca he pasado de la media maratón, pero llevo seis meses vagando en la desmotivación. No tengo claro quién me obliga a apuntar más alto, no sé si es mi cuerpo o mi mente. Puede que sea cosa de los dos, pero lo necesito.


domingo, 29 de junio de 2014

Estoy aprendiendo a escalar

Estoy aprendiendo a escalar. Hace algo más de un mes que empecé, aunque ya había probado antes, hace dos años. En este tiempo casi me he olvidado de correr, necesitaba un descanso. No mi cuerpo, más bien mi mente. Cuando vamos a escalar soy el nuevo, el novato, pero me gusta serlo. Tengo que afrontar algo que desconozco, que no controlo, y que a veces me da miedo, pero eso me enseña a afrontar otras cosas. Sé que si soy capaz de superar la inseguridad que siento cuando escalo, aprenderé a controlarla en el resto de mi vida. En parte por eso hago deporte, para aplicar lo que aprenda en él al resto. 

Todo es desconocido para mí, pese a que empiezo a saber de qué va este juego. Al principio tenía que pensar cómo atar la cuerda al arnés, con uno ocho -un nudo fácil- pero tenía que pensar cómo hacerlo. También tenía que pensar dónde colocar las manos y las piernas para poder trepar una pared; "sube los pies", me gritaban desde abajo. Ahora no lo pienso tanto, pero con el paso de los días los agarres se han ido haciendo más pequeños y los movimientos más complejos. Todavía no he aprendido bien los grados de dificultad de la escalada, tampoco me importa, intento progresar sin obsesionarme demasiado. Progresar como un niño, con inocencia y felicidad, aunque con curiosidad extrema.

He escalado dos veces en roca natural, el resto en rocódromo. La primera vez que fui a la roca me animé a probar un quinto, lo más básico y sencillo de la escalada. Esta primera vía tenía una salida complicada e intenté solventar el escollo inicial cinco veces. Lo acabé logrando y completé la ruta. Lo probé otra vez, con más confianza, pero me quedé en el inicio. Estaba tan cansado que no era capaz. Hoy fue distinto, hice la vía a la primera, sin miramientos. Cuando llegué a la parte más alta, la sonrisa no me cabía en la cara. Bajé, me recuperé, y lo hice de nuevo. Repito, la complicación de este muro es escasa, pero me sentí increíble. 

                                                                 San Marcos, Icod 


Estoy aprendiendo a escalar con mi tío, un hombre que ha trabajado desde la adolescencia y para el que el cansancio de subir un muro es algo muy relativo. Su frase para animarme suele ser "no te lo pienses mucho", una muestra de su carácter. La determinación es su mayor principio. Hace bien así, escalar es duro. Descubrió este deporte hace unos años, lo abandonó un tiempo y ahora se ha vuelto a enganchar. Yo me aprovecho de eso. 

A veces pienso que la escalada es algo insufrible, justo cuando tengo los brazos agarrotados y las piernas con cierto tembleque. Sin embargo, pienso que por mucho que cueste subir, las cosas se ven mejor desde arriba, con algo de perspectiva. 


         Iker Pou, un genio 

lunes, 9 de junio de 2014

Cámara en mano

En la cuarta edición de Asomadero Trail no estuve corriendo, pero llevé la cámara de fotos. Fotografiar no es fácil, hace falta habilidad, sentido fotográfico e intuición, cualidades que no parecen estar en mí si estoy detrás del objetivo. Pero por suerte me gusta aprender, y con esa idea me metí en el recorrido para encontrarme con Frank Perdomo y su hermano. Pude pasar un rato muy agradable con ellos y ver cómo eternizaban un instante de la carrera para regalárselo a cada participante. Les diré una cosa, pese a que es una obviedad, una buena fotografía es fruto del trabajo, de mucho trabajo. Enhorabuena a Frank Perdomo, que siempre está por ahí con su cámara. 

Les dejo en este enlace su galería de la IV edición de Asomadero Trail: 

Como adelanté antes, yo también estuve haciendo fotos, aunque casi me da vergüenza publicarlas teniendo en cuenta al referente anterior, pero aquí las tienen. Prometo hacerlo mejor la próxima vez: 

viernes, 6 de junio de 2014

Volver a intentarlo

Correr ha dejado de tener límites. Los 42 kilómetros de Filípides ya no son suficientes. La distancia a recorrer se ha hecho más grande y la osada búsqueda de emociones del ser humando ha llevado a los atletas a la montaña. 



El ultramaratón se ha convertido en el lugar idóneo para los que tienen ansia de retos, pero completar uno con éxito requiere meses de preparación y un sentido del sacrificio que roza lo extraordinario. No solo importa el componente físico, la mente ha de ser capaz de empujar al cuerpo más allá de su propio límite. Pero a pesar de lo que priori pueda parecer, son muchos los que encuentran la felicidad en este tipo de pruebas.

La media de edad en las carreras de larga distancia ronda los 40 años. Con el paso del tiempo se pierde velocidad, pero se gana resistencia y se adquiere mayor autocontrol. Sin embargo, entre esta madurez que predomina, encontramos a un extraño como Jaime Luis, que con 19 años se marcó como objetivo acabar la Transvulcania, un evento que recorre la isla de La Palma con un sube y baja de 73 kilómetros. No le importa ser el más joven del grupo, asegura que le sirve de motivación extra: “con el paso del tiempo he aprendido a convertir la opinión de los que no me creyeron capaz en un motivo para continuar”.

En esa edición, la del 2012, su máxima aspiración se vio truncada a falta de muy poco para llegar a la meta. No tenía demasiada experiencia y un inoportuno vahído, o “pájara”, en el argot de los corremontes, le hicieron abandonar cuando le quedaban cerca de 10.000 metros. “En un primer momento fue muy duro, había puesto mucho esfuerzo para intentar acabar”.

Afán de superación 

Un año más tarde, se presentó en el faro de Fuencaliente, lugar de salida de Transvulcania, con la única premisa de acabar lo que había dejado incompleto. Aprendió de sus errores, se planificó el entrenamiento y pensó en el recorrido. En resumen, ganó experiencia a base de sacrificio, tiempo y disciplina. Pero también se divirtió. Jaime entrena como todos, pero disfruta al máximo. Con un saco de ilusión dejó atrás el faro para llegar a la meta. Las cosas fueron bien y logró acabar la carrera. Se venció a sí mismo y se convirtió en su propio referente. “No empecé a darme cuenta de lo que había hecho hasta el día siguiente, fue increíble. Tuve momentos malos, pero pude superarlos. Después de todo el esfuerzo esprinté cuando vi la meta”.

Este esperado final solo fue el comienzo. Desde entonces ha hecho dos ultramaratones más, ha repetido en Transvulcania, y se ha probado en el maratón de montaña y en carreras más cortas. Se ha acostumbrado a correr largo, y cada año se fija nuevos objetivos.



El acondicionamiento previo exige varias horas a la semana, y no siempre hay tiempo, pero Jaime apura los domingos –la jornada que no corre– para ponerse al día con sus estudios de Enfermería. El sábado deja de sentirse presionado por el reloj y se pasa la mañana en la montaña. Alguna de sus salidas más larga llegó a superar las 5 horas. “Mucha gente se obsesiona con los entrenamientos entre semana, pero yo le doy más importancia a la salida del fin de semana”. Se prepara solo. No le gusta, pero tiene que adaptarse. Comenta, no sin cierta resignación, que cuando empieza a aburrirse o las piernas le pesan por el esfuerzo, se pone música, y, sin pensarlo demasiado, sigue adelante.

Hay una pregunta inevitable, ¿por qué lo hace? La respuesta no es muy distinta de la que podría dar otro trailrunner. “Me gusta la batalla entre mente y cuerpo que solo aparece en este tipo de carreras. Cuando acabas, te sientes la mejor versión de ti mismo, piensas que esa sensación de euforia te va a durar toda la vida”. Es una emoción adictiva, que engancha, y que provoca que los corredores busquen metas más difíciles de alcanzar continuamente.

El espacio limitado de la enrevesada y pusilánime ciudad no es suficiente para muchos. Hay quienes salen de ella, buscan más allá e intentan batirse en duelo consigo mismos en plena naturaleza. El sufrimiento y la emoción se dan a partes iguales en el ultramaratón, un evento que para los ajenos a este mundo puede parecer una locura. Jaime Luis desafía este pensamiento, y además, es el claro ejemplo de que el éxito se encuentra en no dejarse vencer y en volver a intentarlo.

Corre con Jaime



No solemos dar demasiado las gracias, pero yo intento lo contrario, hacerlo mucho y a menudo, aunque a veces se me olvida. Esta entrada es un reportaje que tuve que hacer para una asignatura de Periodismo, decidí hacerlo sobre algo que me motivara. Hay cosas que mejorar y mucho que aprender, pero estoy contento con el resultado. Espero que hayan disfrutado tanto leyéndolo como yo haciéndolo. No duden en comentar, se aceptan críticas y alabanzas. 

Como decía antes, quería hacerlo sobre mi mejor amigo, Jaime, con quien empecé a correr y a quien le doy las gracias por haberme ayudado, y no solo con este trabajo. A Natalia también le doy las gracias. Es mi ayuda constante y todo me costaría un poco más sin ella. Gracias a la genial voz del locutor. Y a mi madre, gracias. 


jueves, 1 de mayo de 2014

"All in"

No soy un buen jugador de póquer. Mi capacidad para medir e interpretar las variables matemáticas que intervienen en el juego es nula. La única oportunidad que tengo es dejar que el azar esté a mi favor. Estrategia poco práctica, pero que de vez en cuando tiene sus resultados. De cualquier modo, no me gustan las cartas. Lo que me gusta es tirarme el farol, poner todas las fichas sobre la mesa y decir "all in". O en su defecto, cerrar los ojos y repetir este mantra antes de lanzarme por un descenso. 


La aparición de la Alpine Quattrathlon presenta un verano alpino muy interesante. No es una carrera al uso, combina cuatro disciplinas: carrera por montaña, carrera por asfalto, ciclismo de montaña, y de nuevo, bicicleta por asfalto. Este popurrí es una creación de la marca Gore-Tex, y cuenta con la colaboración del triatleta Jan Frodeno -campeón olímpico- y de Clemens Deilmann, que es diseñador de la marca. Estos dos serán los encargados de seleccionar a los participantes. Solo habrá treinta dorsales y serán para deportistas populares a los que, además, se les dará el material necesario para completar la prueba. 

Plan de publicidad aparte, es un formato innovador, y que reluce especialmente por su sentido del amateurismo. Las distancias y el orden de los segmentos son asequibles -que no fáciles-. El primer día los participantes tendrán que completar una ruta de 25 kilómetros de trailrunning y al siguiente se subirán en la bici de carretera para hacer otros 140 kilómetros. Empezarán corriendo en Austria y acabaran pedaleando en Alemania. La siguiente prueba estará completa cuando, cambiando de montura, termines los 45 kilómetros de bicicleta de montaña por tierras italianas. Esto el tercer día. Solo queda deslizarse, o arrastrarse, por el asfalto de la última jornada: 30 kilómetros de carrera a pie. 

Hay carreras de todo tipo, y lo que han intentado hacer en la Alpine Quattrathlon es un evento diferente, pequeño y coqueto. La combinación de deportes es, como mínimo, muy sugerente. Al fin y al cabo, no solo nos gusta correr, y todos probamos de todo. Soy de los que apuestan por la variedad bien entendida, en cualquier ámbito. Es cierto, habrá quien diga que ya existen cosas muy parecidas, o que a él mismo se la ha ocurrido un evento así en algún entrenamiento que acabó en desvarío. En cambio, hay que aplaudir que ese desvarío se haya hecho realidad.  

A veces criticamos a las grandes marcas, y con razón, pero aquí veo algo distinto. Es una apuesta fuerte, bien tutelada, y que podría estar organizada por cualquiera de nosotros, pues premia la diversión y el buen trato y no el beneficio económico. En julio veremos si Gore-Tex se ha tirado el farol o ha puesto las fichas sobre la mesa sabiéndose ganador. 



domingo, 13 de abril de 2014

Esto no es una crónica

Ceci n'est pas une pipe fue lo que el pintor surrealista Magritte pintó en uno de sus cuadros para decir que eso - una pipa- no era una pipa, sino su representación. Un alarde de intelectualidad sobre el que se podría escribir un libro. Parafraseándolo, voy a decir que esto que viene ahora no es una crónica de la Santa Cruz Extreme, sino su representación.  





Llueve, aunque no demasiado. Hace tiempo que empezaste a sudar y no notas el frío. Los primeros kilómetros han pasado, ya no te crees invencible. Las cuestas empiezan a hacer mella en ti, no levantas la cabeza cuando ves a un amigo. Ya no es tu amigo, son unas piernas que se mueven delante de ti, no ves más allá. Ya no es tu amigo, solo es otro corredor que va más rápido que tú. Te preguntas por el motivo de tu existencia. De repente todo cambia. El terreno te da una tregua, esperas a que la respiración se tranquilice, bebes, te recompones, y empiezas a correr de verdad. 

Avanzas rápido, has dejado de pasarlo mal. Ahora eres tú quien jadea detrás, eres esa sombra que no se aleja y que amenaza con sobrepasarte en cada giro. Pero también eres quien pide paso y da ánimos al adelantar. La lluvia que te empapa te motiva, no es una preocupación sino un aliciente para seguir avanzando. Se te escapa una sonrisa cuando la gente te aplaude. El ritmo acelerado del corazón hace que no puedas pronunciar palabra, sin embargo, das las gracias. El público logra que no pares.

Hace tiempo que abandonaste la línea de salida, huiste de ella.  El cuerpo se resiente y te pide a gritos energía para seguir funcionando. Te echas la mano al bolsillo por inercia, pese a que sabes que no tienes nada. Necesitas azúcar. "¡Azúcar!", reclama tu cerebro. Dejas de pensar, se te olvida correr, solo quieres llegar al próximo avituallamiento, como sea. No haces caso a tu cabeza, te concentras en la música y en dar un paso tras otro. Es una buena táctica, ya casi has llegado, o eso te han dicho. Por fin llegas al avituallamiento. Hay agua, bebida isotónica, frutas, barritas.... un manjar. En cambio, eres el único que se detiene con calma. El resto ni lo mira o mal come alguna cosa, ¿es que no saben que todo eso está ahí para ellos o eres tú que estás loco?

No sabes cuántas montañas has subido inútilmente para luego bajarlas. Lo curioso es que sí sabes que te queda una, que ves a lo lejos, aunque cada vez te acercas más. "¿Esto se escala?", te preguntas. Haces las paces y hablas con tus amigos, te hacen más amena la subida. Es divertido hablar en medio de la carrera, es un respiro. Llegas arriba, te aplaudes a ti mismo y comienzas el descenso. Bajas como puedes, andando, a trompicones, y a veces hasta con agilidad. La bajada acaba, no queda nada para llegar a la meta, el camino es llano y fácil. Cualquier otro día correrías más rápido, pero hoy no. Sin embargo, algo pasa en tu mente. Pones tu canción preferida, aceleras, y juras que no pararás hasta el final. Lo consigues. Eres inmensamente feliz, ahora todo tiene sentido. Has acabado la carrera. 

domingo, 6 de abril de 2014

Deberes del corredor

Ya se sabe, correr no requiere demasiado. Ropa cómoda, calzado deportivo y un bonito lugar. No hace falta más para ser corredor. Durante un tiempo. Luego empezarás a escuchar hablar de las series, los intervalos, el trabajo de fuerza, la propio, el tapering, la ropa de comprensión, las barritas energéticas... Un sinfín de palabras que ampliarán tu léxico, pero que añadirán un poco más de estrés a tu vida. Si eres corredor principiante, para, quédate ahí. Entrarás en un peligroso callejón sin salida. 

Si finalmente sigues corriendo, uno de los vocablos que conocerás tarde o temprano es el de la propiocepción. En esencia, es la capacidad del cuerpo humano para detectar su posición. Es un proceso nervioso que se produce de forma automática. Que sirva de ejemplo, la propiocepción se activa cuando pisamos mal una piedra y reaccionamos impulsivamente corrigiendo la posición del pie. Es crucial en el día a día, y si eres deportista, trabajarla es un deber que tienes que cumplir. 

Hasta que empecé a realizar ejercicios propioceptivos y de fortalecimiento era habitual que me torciese el tobillo en el monte. Es algo común, pero por suerte fácil de solucionar. Si queremos disfrutar y seguir dando zancadas por ahí, tenemos que cuidar "la maquinaria". Hay muchas maneras de hacerlo, en Internet puedes encontrar muchos ejercicios, y seguro que tu fisioterapeuta, u otro especialista, puede indicarte los que mejor te convengan. Yo suelo hacer este entrenamiento tres o cuatro veces por semana. No requiere mucho tiempo, y funciona si quieres evitar lesiones.




Más información aquí. 

lunes, 24 de marzo de 2014

Despejando la incógnita

Mi publicación anterior era un mar de dudas hasta hoy. Antes de continuar tengo que dar las gracias a Javier Sánchez, corredor del club Tenerife Trail, que ha motivado esta entrada con su comentario en "Mejor que el silencio"

Es una voz autorizada y contrastada. En base a lo dicho por él, y con su consentimiento, puedo afirmar que este año la ruta 040 se celebrará el 1 de mayo. No tendrá carácter competitivo, pero sí solidario. Asimismo, el Ayuntamiento de Los Realejos colaborará con la organización. La 040 será parte de la experiencia Four Experience. Un proyecto que combinará cuatro elementos: los populares Fuegos de Mayo de Los Realejos, el surf en la playa de El Socorro. Y por fin, después de la ausencia desde hace unos años del festival Flypa, podremos ver a parapentistas lanzarse desde La Corona. Aún no se ha celebrado, pero no resultará difícil que se convierta en uno de los eventos deportivos más sugerentes de Canarias. 

Volvamos a la 040. Tenerife Trail ha promovido que se reconozca y señalice oficialmente este trayecto desde hace tiempo. Dentro de sus acciones han hecho varios entrenamientos organizados como el de este año. Más que un entrenamiento, se trata de un encuentro. Cada corredor decide el recorrido y su ritmo. La única demanda, que no lo es, está en contribuir con un donativo (comida) a una causa benéfica. Pero no se crean que es un paseo, es un trazado muy exigente y que requiere cierto nivel de preparación. En la quedada del 2010, David Lutzardo la completó en siete horas y poco más de veinte minutos.  Con todo esto, han logrado tener repercusión. Numerosos medios han tenido en cuenta a este itinerario. Sin embargo, el reconocimiento completo sigue sin llegar.

Parte de las incógnitas que planteaba en mi anterior entrada surgían de la aparición de la página de Facebook Tenerife 040 y la web http://www.tenerife040.com. Javier Sánchez aclaró con su comentario que Tenerife Trail no tiene nada que ver con estas dos páginas. Siendo objetivos, era razonable establecer una relación. La información, o medias verdades, que aparecían desde las diferentes fuentes saturaron el éter y crearon un pequeño caos. En unos días el club quiere terminar de esclarecer este asunto.  

Este año, todo el que quiera disfrutar de la montaña entre amigos, o superar el mayor desnivel de España al ritmo más alto que su corazón le permita, tendrá una nueva oportunidad. Si quieren participar estén atentos a la página web de Tenerife Trail, la estrenaban hace poco, y a sus redes sociales.

Justo antes de acabar esta entrada han publicado un comunicado oficial, aquí lo dejo:
http://tenerifetrail.com/index.php/temas/20-0-4-0/3199-comunicado-0-4-0-solidaria



    Portada de la guía de la ruta: http://goo.gl/kPQkxF 

miércoles, 26 de febrero de 2014

Mejor que el silencio (sobre la Tenerife 040)

Hay un proverbio que dice lo siguiente: "cuando hables procura que tus palabras sean mejor que el silencio". Estoy de acuerdo con él, no es bueno hablar por hablar o hablar cuando no hace falta. No obstante, desde el punto de vista de la comunicación empresarial o institucional no decir nada, o hacerlo mal, es un problema. Soy el primero en admitir mis errores, que no son pocos, pero creo que hay carreras en las islas que no lo están haciendo bien en este sentido. 

Por el mes de diciembre del año pasado apareció un proyecto que parecía bastante sólido, la Tenerife 040. Una carrera que seguía esta misma ruta. Me ilusionó, y seguro que a muchos también. El recorrido es sencillo. Se asciende de la playa de El Socorro al Teide, y si eres valiente, deshaces el camino para acabar de nuevo en el agua. Todo un sueño para el corredor de montaña.

En seguida la noticia recorrió las redes sociales y la página del evento en Facebook comenzó a recibir seguimiento y comentarios. La gente preguntó, se interesó, y se rumoreó como posible fecha el 1 de mayo. De ser así finalmente, que lo dudo, me parece un error (una semana antes de la Transvulcania). No había nada claro y la información era escasa. Aunque eso sí, había una página web con información técnica,  precios de inscripción, patrocinadores e incluso una oferta de alojamiento. Me conformé con eso y esperé a enero, fecha en la que prometían más información. Estamos a punto de terminar febrero y no hay nada nuevo. Su página en Facebook está petrificada y la web ha desaparecido.   

Somos apasionados, y es muy probable que si anuncian una carrera como esta con una semana de antelación va a haber gente que se apunte. Yo he perdido la ilusión, ya no me lo creo. Me gustaría poder decir que se han encontrado con problemas para sacar la prueba, que no han podido confirmarlo por esto o por lo otro, pero no hay un mínimo de información que nos diga qué está pasando. Sé que se ha luchado mucho por la señalización y homologación de la ruta y que el colectivo Tenerife Trail ha puesto todo su empeño y más, sin embargo, así no se hacen las cosas. No es lógico anunciar algo tan grande y que luego se haga el silencio. Esto deja la credibilidad de los patrocinadores y de los organizadores bastante mal. 

Quizá me estoy dejando llevar por la impotencia o el enfado. Espero no haberme precipitado, y que pronto alguien diga algo creíble. Sea bueno o malo. Si no sale este año confío en que lo haga el próximo. Si se trabaja bien desde el principio la Ruta 040 se puede convertir en una referencia en Canarias.Y tiene el potencial para ir más allá. No existiría carrera en el mundo con estas características. Los que conocen el recorrido conocen su dureza y lo espectacular de sus paisajes. Sería increíble para los corredores. Esta entrada es una crítica sí, pero trato de construir y no lo contrario. Hace falta más seriedad en este mundillo, si queremos que nos tomen en serio debemos ser consecuentes. 

Importante: actualización

                                   Ruta 040 



miércoles, 19 de febrero de 2014

El arte de ir hacia adelante

Como se dice popularmente, no voy a decir, y tampoco a descubrir, nada nuevo. Valentí Sanjuan es un auténtico personaje mediático (en el buen sentido) y desde que lo descubrí es un espejo en el que mirarme. No lo digo solo por el tema deportivo. No. Sino porque es además periodista, trabajó para un programa de radio y es un representante claro del poder de las redes sociales. Algo en lo que creo profundamente. 

Estudio periodismo, y no hay día en el que no me pregunte sobre mi futuro. Hace una semana, en un ejercicio de clase teníamos que presentarnos y decir en qué ámbito nos gustaría trabajar después de acabar la carrera universitaria. Mi comentario fue breve, me gustan las redes sociales, la comunicación empresarial, pero aun más correr. Dije que entrando en un terreno más idílico que realista, me encantaría poder unir mi pasión por correr con el periodismo. El siguiente vídeo de Valentí Sanjuan, y que ha inspirado esta pequeña y apresurada entrada, me empuja a pensar que es posible. Puede que lo único que haga falta para convertir un sueño en realidad sea lanzarse, no desanimarse nunca y trabajar hasta lograrlo. 

Disfruten de alguien que se ha atrevido 

miércoles, 29 de enero de 2014

Una de vídeos

Hace ya algún tiempo veía una entrevista a un directivo de la consultoría de comunicación más importante de este país, Llorente & Cuenca, y comentaba que en la actualidad una empresa que no disponga de contenido audiovisual no existe. Las empresas deportivas no son ajenas a esta circunstancia, estamos acostumbrados a ver vídeos promocionales de todo tipo. La marca Salomon es una especialista en este sentido, tiene varios y muy diversos "spots" publicitarios. Algunos se basan en la épica, otros en la identificación o en el sentimentalismo, pero independientemente de la emoción que pretenden despertar consiguen su objetivo. Logran vender, crean pasión y lo más importante, nos sacan del sofá en esos días remolones.

He seleccionado 8 vídeos de Salomon que me gustan y que quizá no son tan conocidos.














Este no es exactamente de Salomon, pero es genial.

  
 Después de haber visto el anterior seguro que necesitas este otro:

 

domingo, 12 de enero de 2014

Lo que fue 2013

Debería haber publicado esta entrada hace unos días, pero mi cabeza y seguramente algo más profundo no me dejaba hacerlo. No me parecía bien escribir sobre mí o sobre este deporte cuando hay un compañero desaparecido en Las Cañadas. Ni yo ni el propio deporte somos tan importantes.

Todo el mundo está buscándote Víctor y te acabarán encontrando. Seguro. Siempre he dicho que en los deportes individuales competimos o corremos "solos", pero cuando eso acaba somos una familia y una vez más se ha demostrado. Aunque habría sido mejor que no hubiese sucedido. Desde aquí quiero dar todo mi apoyo y fuerza a la gente que está arriba, o abajo, esperando encontrarte. Fuerza y ánimo para ti, para tus amigos y para tu familia. 

Después de esta introducción que hubiese preferido no tener que escribir voy a tratar de resumir lo que fue 2013 dentro de esta afición. No me gusta hacer demasiadas carreras, necesito sentirme bien y estar motivado para disfrutar de ellas y eso no siempre sucede. Me gusta marcarme un objetivo principal e ir a por él, y este año fue Transvulcania (26Km). 

Le tengo un cariño especial a la carrera palmera, más por lo emocional que por lo deportivo. Fue la primera carrera que hice, debuté en ella y todo lo que hubo antes (la preparación) y la carrera en sí significó mucho para mí. Supuso un cambio, el principio de una nueva forma de pensar y de ver las cosas. Por eso, quería volver e intentar correr lo más rápido que pudiese y para eso tenía que cambiar mi forma de entrenar y mi mentalidad. Fue duro, pero logré ser muy constante y mantener un nivel de entrenamiento que para mí, era casi inalcanzable. El objetivo final no se consiguió, o al menos, parcialmente. En cambio, ahora puedo decir que lo mejor de no haberlo conseguido fue todo lo anterior, todo el trabajo previo y las cosas que aprendí por el camino y que me han hecho evolucionar, y no solo como corredor (Perdonen el sentimentalismo).  

Después de la Transvulcania  llegó el periodo de exámenes y con ello dejé de entrenar para salir a correr. El verano fue una extensión de esto último. Estaba cansado de obligarme a entrenar y decidí cambiar de disciplina y montar en bici. Me encanta, y cada vez tengo más claro que algún día, en cuanto pueda, haré alguna carrera en bici de montaña. El esfuerzo que requiere y la adrenalina que se siente cuando llega la hora de bajar engancha muchísimo. Volviendo a la cronología, me medio preparé para hacer la Vulcan Race y resultó ser un desastre a medias, pero bueno, lo pasé bien. Desde entonces no he vuelto a hacer ninguna carrera, a excepción de la San Silvestre Realejera. Es la primera vez que corro el último día del año y voy a intentar que se convierta en una tradición y si puedo, hacerla extensible a más gente. Aunque dudo un poco más que pague una inscripción con ese fin.

Son muchas cosas en un año, y comentarlas todas es imposible, lo que sí puedo hacer es darle las gracias al 2013. Le doy las gracias a él y esto de correr, que parece una tontería, pero que me ha enseñado más de mí mismo que la propia vida. Ha sido un año de buenos momento, muy buenos. El Camino de Santiago es una de las mejores cosas que he hecho, aún recuerdo las anécdotas y esas pequeñas cosas que se quedan grabadas.
Sé que es algo muy recurrente y hasta cansino incluso, sin embargo, es lo más justo. Quiero dar las gracias a todos lo que están ahí, y que no son muchos, apoyándome y haciéndome correr un poquito más cada día. A los que están en este mundillo y a los que no, esto sería más complicado si no tirasen de mí, y de mis orejas, de vez en cuando.  


Voy a romper con la tónica de esta entrada, aunque no de este último párrafo para agradecer el trato que recibí en Gofis Bici hace unos días. Entré de casualidad, impulsivamente se puede decir, buscando unas perneras de compresión, iba a comprarlas, unas más caras y de menor calidad. Pero el dependiente recorrió la tienda, preguntó aquí y allá, se preocupó y me ofreció unas mucho mejores y a un muy buen precio. Lo fácil habría sido venderme las otras, que tampoco son malas, y no hubiese pasado nada. Pero no. De verdad, vale la pena ir a este tipo de sitios en los que ante todo tienen la intención de ayudarte. 

A por otro año de retos